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Franklin Balboa exhibía un tono de piel citrino que lo hacía lucir fantasmal cuando caminaba de noche por el parque Shoemaker Green. Su mirada tenía la impronta de los que por sangre pertenecen a la estirpe de las 13 colonias americanas. Sin embargo, una narración que pocos alguna vez escucharon; colocaba su heráldica en Galicia, en la proa de un barco de cabotaje que zarpó de Inglaterra en 1760 con destino a Filadelfia.

Nueve generaciones de Balboa vieron desde las calles de la Ciudad del Amor Fraternal como crecía Pensilvania. Franklin nació en 1963 y 25 años más tarde ya tenía en su poder un grado en Seguridad Informática de la Escuela de Ingeniería y Ciencias Aplicadas de la UPenn.

Hay un período opaco en su expediente universitario. Él es una presencia casi mesiánica en el ámbito de la computación. Habla mandarín y cantonés de manera fluida; por lo que muchos asumen que los 10 años “invisibles” transcurrieron en China. Una leyenda negra lo personifica como un White Hat hacker; formado por los mejores en los suburbios de Pekín. Pero, más allá de lo desconocido, su imperceptible presencia; el silencio que le rodea y la soledad; hacen sospechar a muchos que fue un agente de campo de la Compañía, que ahora trabaja sus últimos años antes del retiro en la Universidad de Pensilvania.

El profesor Balboa constituyó para Rodríguez-Marín un Assignment. Los datos que hacen el preámbulo de esta entrega son parte de un reportaje que escribió el becario de la Universidad de Santiago de Compostela; beneficiario de los fondos del programa Fulbright con los que fue a parar a la Escuela de Comunicaciones de la UPEnn en ocasión de cumplir los créditos necesarios para hacerse de una maestría en Inglés Periodístico.

El periodista Andrés Rodríguez-Marín para el lunes 25 de marzo de 2019 tenía lista la investigación previa del personaje. El Daily Collegian requería una historia sobre la vida académica del inquietante catedrático. Se citaron en la tienda Insomnia Cookies; cercana al campus universitario.

Todo inició con un estrechón de manos, un par de comentarios sobre el clima y la recomendación de encargar al mesonero dos vasos de leche tibia y un paquete de galletas Chocolate Chunk ,que contienen un “Soft chocolate that melts in your mouth”, precisó Balboa con entonación filadelfiana.

“China puede superar a los Estados Unidos con la mejor investigación de IA en solo dos años”, dijo a rajatabla el ingeniero. “I beg your pardon?”, respondió intrigado el entrevistador. El profesor no estaba muy entusiasmado con asumirse como una personalidad en el periódico universitario y sin haberlo discutido con su interlocutor, desde el principio de los contactos y los acercamientos, se sintió incómodo.

-¿No te parece una mejor historia para el Daily Collegian que la aburrida vida de un catedrático?

Rodríguez Marín es un periodista curtido que sabía que su profesión era una incubadora de escisiones. Además recientemente el cine había reflotado la frase de The Washington Post que decía que “la prensa es el primer borrador de la historia”.

-Go ahead, dijo sin vacilaciones el escritor.

Con un tono confesional el profesor Balboa; sin despegar la mirada en las Chocolate Chunk, dijo en voz baja que en China es ya un asunto común en las universidades los prototipos de viviendas que desarrollan poseen un espejo con una cámara que sabe si estás triste; una nevera que mide tus constantes vitales o un sistema inteligente que escucha tu voz y adecúa la luz a tu estado de ánimo.

-Desde luego esta referencia que te ofrezco en solo una superficialidad, expresó sonriente el especialista en seguridad.

Su voz comenzó a tornarse más oscura cuando habló del Instituto Allen de Inteligencia Artificial (Ai2), un ente de investigación con sede de Seattle, que había llegado la conclusión, no solo de que la investigación en Inteligencia Artificial es mucho más fuerte en China que en los Estados Unidos, sino que la batalla estará perdida hasta no menos el 2025, fecha en que el Gigante Asiático mantendrá a Washington en estado de sitio en relación a ese tema.

-¿Quiénes llegaron a esa conclusión?

Nosotros mismos. Curiosamente nuestros adelantos en Inteligencia Artificial son los que nos advierten que estamos rezagados. El capitalino instituto Allen creó una herramienta, llamada Semantic Scholar, que utiliza IA para facilitar la búsqueda y el análisis de artículos de investigación científica publicados en línea.

Usando esta herramienta, los investigadores de Ai2 examinaron no solo el número de artículos de investigación de AI que provienen de China, sino también la calidad de esos documentos, según el número de citas que reciben en otro trabajo. El estudio sugiere que China superará a los EE.UU. en el 50% de los trabajos de investigación más citados este año, el 10% superior de los trabajos de investigación en 2020 y el 1% superior para 2025.

Con rostro de preocupación Balboa citó a un colega de Rodríguez-Marín del MIT Tecnology Review, Will Knight , quien obtuvo una declaración de Oren Etzioni, CTO de Ai2 y un investigador líder en inteligencia artificial: «Nuestra economía y seguridad se han beneficiado enormemente de la investigación de vanguardia que se está cultivando en nuestras universidades e institutos de investigación» (…)»Necesitamos aumentar urgentemente la financiación de la investigación de la IA y comprometernos a dar visas para estudiantes y expertos en Inteligencia Artificial”.

¿Y por qué es una amenaza que China adelante a EE.UU. en IA?

Solo imagina por un momento. Las principales marcas de electrodomésticos provienen del mercado asiático. El suministro de partes chinas es un mercado enorme, de unas dimensiones tan dramáticas que dieron espacio a Alibaba.

Ahora, la promesa hecha en Shanghái, en el marco de la Appliance and Electronics World Expo 2019; en torno a que la inteligencia artificial se meta cada vez más en nuestras casas, que todo esté conectado y se recolecte Big Data para que los aparatos sean cada vez más inteligentes. Si China se apodera primero de esa información y si además los dejamos vencer en el ámbito del 5G; ellos llevarán la voz cantante, no solo en relación a como se comporta el mercado. Sino que cada día tendrán más herramientas simples y disponibles para “entre comillas”, nos puedan leer la mente.

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