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El fraude online del que muchos son víctimas, por descuidar su identidad digital, trae  de cabeza a los venezolanos. El país suramericano se ha trasformado en un verdadero río revuelto que da ganancias a los que hacen phishing.

Pablo Andrade, natural de Maturín, estado Monagas al oriente de Venezuela, tiene 30 años viviendo en Phoenix, Arizona. En esa ciudad muchos hablan español, pero que se privan de hacerlo porque “it’s not a good idea”. Sin embargo se las arregló para encontrar un refugio al convertirse en un spanish’s teacher.

Alfredo Pinzón Andrade, primo hermano del ahora estadounidense, no ha dejado de estar en contacto con él. Dependiendo de la estación del año entre Venezuela y Arizona hay una diferencia horaria de entre 3 a 4 horas.

Fraude online en la patria

Con los años y los adelantos tecnológicos quedaron atrás las llamadas telefónicas con angustiosas voces en delay. Ahora hacen conferencia por video whatsapp.

Uno de los últimos encuentros a través de la pantalla de los smartphone tuvo lugar recientemente. El profesor de español en Phoenix quería hablar sobre lo escuchado en la custodia de tres alumnos sancionados por conductas inapropiadas. “Yo los vigilaba. ¡Son especialistas en fraude online!”, le confesó con voz queda a su pariente venezolano. “¿Los capturaron haciendo phishing?”, preguntó el primo…. “Noooo, respondió el vecino de la frontera sur… “Están en detención porque le hicieron ‘calzón chino’ a un niño”.

Fraude online phishing - Artech Digital

“¡Es de locos primo!, continuó. Los muchachos adquieren VPN (Virtual Private Network) pagas con origen en Alemania. Se hacen pasar por soldados que están en rehabilitación por traumas de la guerra en Irak. Urden historias románticas y buscan “conejas” en toda la Unión y con más de una entablan “una desinteresada” amistad. Ellos crean un perfil falso y…

“¡Espera, espera primo, aguarda… esa no es la misma forma de operar del africano ese que se hizo famoso sacándoles plata a las gringas?”. “¡That´s right!”, afirmó el bilingüe, “pero con esteroides”.

Alfredo Pinzón Andrade de inmediato se dio cuenta que no estaba en una conversación casual. Algo deseaba saber Pablo sobre el fraude online. Él es un psicólogo clínico graduado en la Universidad Central de Venezuela y con un postgrado en la Complutense de Madrid en Psicología General Sanitaria.

Vamos aclarando

Alfredo le hizo un gesto a su pariente a través de la cámara. Había llegado lejos por sagaz y no por lerdo. En algún punto de la pausa pensó que acudiría al viejo truco de consultar un caso “de un problema que le acurre a un amigo”.

-¿Hiciste un fraude online Pablo?, preguntó sin titubeos Alfredo ya investido de psicoanalista.

La respuesta quedó atrapada en los segundos de la pausa. En términos de desespero no importa el país donde habites. Las personas que están agobiadas tiene sensaciones abrumadoras en Alemania, Japón, Finlandia o Zimbabue, no hay diferencias. Alguna vez leyó un pensamiento del ruso Dimitri Shostakovich, quien creía que “cuando un hombre está desesperado significa que aún cree en algo”.

Y esa son las víctimas preferidas de los que hacen phishing. Los victimarios los atrapan ya sea a través de portales o perfiles falsos o usando “ingeniería social” por la redes. Hace nada había sabido de un importante empresario que guardó un contacto, dado por un amigo de un amigo que le ofreció jugosas ganancias mensuales si invertía en la compra de bitcoins. El fraude online se cuela hasta en el servicio de mensajería. Invirtió 100 mil dólares, atrajo a dos prósperos y desesperados “crédulos” más y entró sin cuestionar en una pirámide.

Datos muy locales

Desde que Venezuela cayó en barrena sobre la perspectiva económica, la desesperación torna en ingenuos a magister en finanzas, el agobio hace “halving” en el IQ de los más genios y la consternación pone a errar a los flemáticos.

Alfredo prosiguió la conversación con su primo y este le consultó: Tengo que hacer un trabajo que vincule a la desesperación con los crímenes financieros.

“Yo sabía que algo querías mi primo y que esta llamada no era casual”… Bueno, por si te interesa tener como antecedente algo sobre el corazón de las gringas, léete a Beverly Jenkins, Lorraine Heath o a Sarah Maclean.

Ahora bien, comparto el tema de la desesperación y la criminalidad en general. Creo que es uno de los grandes detonantes. Sin embargo este asunto del fraude online y la desesperación que deriva en phishing, me recuerdan a Mahatma Gandhi. Él dijo en algún momento:

“Cuando me desespero, recuerdo que, a lo largo de la historia, la verdad y el amor siempre han ganado. Han habido opresores y asesinos que parecen invencibles, pero finalmente caen. Piénsalo siempre.

“Te lo dejo de tarea primo”…

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